La Manga y las personas

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Sigo leyendo todo lo que publicáis, viendo vuestras fotos y muy entristecida por todo lo que sigue ocurriendo.

Una ventaja o desventaja de haber vivido y querido muchos lugares diferentes, distintos y separados por mares y kilómetros es la empatía natural que se siente por todos aquellos que a pesar de la lejanía, conoces, quieres y respetas.

Mi padre, el arquitecto, siempre sintió como propios muchas cosas diferentes, costumbres y gentes. Nada tiene que ver con perder raíces, al contrario, esa es la diferencia, con las personas que solo se identifican con los iguales en todo.

Las personas somos la suma, gracias a la vida, de nuestra historia personal, de nuestras vivencias, de nuestra capacidad de sentir y de querer aceptar, con el máximo respeto, las diferencias de vidas muy diversas.

La persona urbanita, de una gran ciudad, si busca semejanzas, afinidades y correspondencia en problemáticas, quizás se aleje mucho del campesino, que tiene a pocos kilómetros de su casa.

El jubilado, por sus costumbres diarias, poco se parece a una madre de familia joven y trabajadora, criando sola a sus hijos. Pero el conocimiento de la vida de su hija, de su sobrina o de la hija de un vecino, o de su compañero de partida en el bar, le acerca, la conoce, y la respeta por diferente que sea a su vida cotidiana.

El arquitecto tiene que hacer esa labor de observación, ese trabajo de campo, de solucionar los dilemas de la gente sin compartir sus vidas y sus rutinas, pero estudiando los cambios sociales y de conducta de las personas a través de los nuevos contratiempos planteados en la sociedad, cambiante en el trascurrir del tiempo.

Ahora ya no vivimos por el horario solar, ahora ya no vivimos comiendo los alimentos de temporada, mal hecho. Hoy en día todo tiene que ser instantáneo, más que rápido, actualmente somos pequeños dictadores, que buscamos la comodidad más que el confort, la cantidad antes que la calidad, la ostentación primero que la verdad.

No solo estudiar cómo no construir enfrentándonos con la naturaleza, sino aprender de ella, cosa que creo que en todos los ámbitos empezamos a ser muy conscientes, esperemos que nuestras autoridades también y se pongan muy exigentes en los planes de Urbanismo, para no permitir que todos veamos el respeto a lo que significa el uso y abuso de nuestra manera de hacer, que no significa, un no hacer, sino el hacer bien.

Recordemos programas de gran éxito como “El Hombre y La Tierra” o “Cosmos”, una educación divertida, para toda la ciudadanía sobre temas que hoy los poderes públicos y privados tendrían que promover, sobre las problemáticas actuales de nuestra manera de ver el mundo, y nuestro papel en el.

Tenemos que aprender a desviar un río, si es que hacerlo, que la línea recta, como en una carretera, no siempre es lo correcto, que hacer lechos al agua de cemento no siempre es lo adecuado.

Que hacer murallas contra el viento como siempre lo han hecho nuestros campesinos, con árboles de la zona, permeables al agua, son muy útiles, hace meandros al recorrido del agua, le quita velocidad y va limpiando esa agua, erradicando de maleza y barro en cada curva.

Donde hay lugares donde no se ha de construir, o hacerlo a precario, o sobre pilotes, para no ser arrastrados, destruidos, e inundados.

Pero han de ser los poderes públicos, los que pongan coto a los desmanes de los ignorantes o ambiciosos. Ellos nos tienen que dar las seguridades.

Igual que entendemos que nuestras casas tienen que cumplir unas normas, de construcción, de materiales, también hay que exigir a los poderes públicos que, después de un desastre, entiendan que hay que modificar todo aquello que esté en nuestras manos, que la ubicación este correcta, si son tierras o calles inundables, que nuestras casas son nuestros hogares, y nos están avisando tanto los sabios como la propia naturaleza que lo estamos haciendo mal, pues empecemos a corregir todo aquello que sea necesario.

El sentido común nos tiene que guiar, tiene que convertirse en nuestro aliado, y saber que los cambios, aunque nos den miedo, son necesarios, que no podemos dar la espalda al progreso, pero el progreso no es ignorante, tiene que ser consciente, educado, y responsable.

3 Comentarios

  1. Priman los intereses de unos pocos con el veneplacito de nuestros gobernantes, y luego se dan golpes de pecho cuando ocurre cualquier desgracia, que ellos mismo han provocado por mirar para otro lado, con no se con que interés, bueno el interés no lo imaginamos, basta ya, cordura que nos estamos cargando el planeta, necesitamos gobernantes con conconciencia de ello. Esto lo tenemos en nuestras manos votando a personas con conciencia de que tenemos que hacer algo para no cargarnos el planeta

  2. Hola Victoria Bonet, no te conozco pero me has caído de maravilla.
    Qué bueno llamar al pan pan y al vino vino.
    Siempre he oído decir “la naturaleza es sabia”, seguramente será verdad; los necios somos nosotros. Cuántas veces nos empeñamos en ir contra corriente y, en ocasiones será bueno, pero construir nuestros hogares, nuestros negocios en lugares no recomendados e incluso con peligro de inundación, es una necedad, un despropósito y una temeridad.
    Tampoco actuamos con solidaridad social y muchas veces la pregonamos, siendo al mismo tiempo, culpables de poner en riesgo a otros, por nuestra falta de sentido común.
    Me ha encantado el artículo y otro que he leído, buscaré si hay más y los leeré.
    No sé si eres arquitecto pero la semilla de tu padre está bien patente. !!!Enhorabuena!!!
    Un abrazo.