La Manga, el Mar Menor y sus habitantes

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Creo que vuestro grito, el mío, y el de mucha más gente por lo que leo, básicamente, tiene que seguir siendo el de #SosMarMenor

Tenía preparado para hoy hacer un pequeño artículo sobre las dos versiones que existieron sobre el Club Náutico, sus ubicaciones y sus cambios, pero era absurdo, sabiendo cómo está el Mar Menor.

¿Qué futuro tiene un Club Náutico en un mar verde de algas nocivas? ¿qué razón tiene hablar de cómo fue pensado cuando hay que luchar por su futuro?

Estoy leyendo vuestros comentarios en las redes sociales, y los artículos de prensa y parece que ahora hay que dejar de hablar de la realidad, maquillarla, esconder, tapar, disfrazar, encubrir, camuflar, silenciar, negar, enterrar, guardar, envolver, encerrar, cubrir, enmascarar, reservar, ósea disimular.

Barrer debajo de la alfombra los errores y horrores, para no espantar o asustar al turismo.
Evidentemente, no hay que convertirlo en un eje principal, o en un montón de mentiras. Pero esconderlo, es pan para hoy y hambre para mañana, seguro.

Es lo que llevan haciendo años los responsables, y como se ve, mucho no ha funcionado.
Quizás eso se puede hacer, cuando todos y cada uno de nosotros tengamos claro que piensan hacer con nuestro patrimonio.

Cuando los que tienen el poder entiendan que lo común, el Patrimonio es tan sagrado como lo privado empezaran a pensar de otra manera. Cuando nosotros seamos conscientes de que lo común es nuestro, y sin nosotros no pueden tomar decisiones, quizás avancemos un paso mas grande.

El Mar Menor no es de los hoteleros, ni de los restauradores, ni de ninguna empresa privada,ni de las grandes o pequeñas empresas de agricultura. Es un bien común.

También le afecta al que tiene un bar, a la que da clases en sus aguas, al que a decidido vivir su jubilación allí, y al que alquila su piso en verano. Es de los que viven todo el año, de los que sufren y lo aman. Y también su economía está en juego.

Y quizás ellos no tengan la posibilidad de simplemente derivar perdidas, ellos, nosotros, no jugamos con esos recursos económicos y financieros de los grandes. Pero sobre todo nosotros lo amamos. Sabemos que toda la costa del levante, tenemos un clima, que afecta nuestra vida, incluso, físicamente.

En el Sur de Catalunya seguimos buscando los cuerpos de unos desaparecidos todavía, de la última riada. Un pequeño río, llamado Francolí, de muy corto recorrido, durante casi todo el año prácticamente seco, en unas horas llevo mucho más caudal que el del Río Ebro.

Los daños, terribles. Vidas humanas, patrimoniales, pueblos devastados, y vidas truncadas.
Y por desgracia, sabemos, que esto va a más. Hacía más de cien años que no ocurría, pero nos están avisando, los climatólogos, que esto volverá a ocurrir y pronto. Que serán fenómenos cada vez más habituales, y con más furia. Que el Mar Mediterráneo que compartimos todos, se está calentando mucho más de cualquier calculo que los más agoreros hubieran esperado. Que esos grados de más, que en nuestra manera de pensar habitual, tenían una importancia relativa, un grado o dos, tampoco parece tan importante, va a cambiar el clima de nuestras costas.

Bueno, ahora no son cuatro chalados avisándonos, ahora sabemos que no son profecías o películas de ciencia ficción. Con su fuerza la naturaleza nos avisa, nos golpea en la cara y nos da un baño de realidad. Pero no solo somos inconscientes, cuando eso pasaba muy lejos de nosotros, si los ríos asiáticos son vertederos nuestros, nosotros también exportamos nuestra basura, no es la amazonia ardiendo o la muerte de los osos polares. Algo al parecer, anecdótico en nuestra vida.

Ahora la profecía se cumple, ahora nos damos cuenta que esos grados son muy graves y que la basura y los tóxicos hay que invertir y invertir mucho, en convertirlos en inocuos para la naturaleza. Que a lo mejor hay que sacar, pescar, arrastrar o lo que digan los sabios, todas esas algas que no dejan al Mar Menor oxigenarse.

Que habrá que hacer reconversiones para valorar a toda empresa que ayude y se comprometa de verdad. Que no ha sido un accidente, por lo cual hay remedio, pero tenemos que arremangarnos.

Se puede crear un turismo verde, incluso de estudiantes, profesores que vengan a ayudar.
La gente joven se compromete con las causas, pues aprovechemos su fuerza, para que conozcan el problema, para que se sientan llamados a la causa y nos ayuden.
Seamos un ejemplo de lo mal que lo hemos hecho y una esperanza de lo bien que podemos salir del drama. Hacer de La Manga un centro de Congresos, donde la gente se sienta involucrada, comprometida, y sea activa.

Que nos enseñen a nosotros, todos los habitantes, agricultores, pescadores y empresarios.
Seguro que la Universidad estará encantada de unirse a proyectos, no lo dudo. Todas las Universidades, especialmente la de Cartagena y Alicante, y lo sé, porque leo sus trabajos de mi padre y La Manga, tiene grandes especialistas sobre estos temas. Consultémoslos.

Pidamos ayuda a los especialistas, como hacer lo posible para hacer compatible lo máximo posible, y lo que no sea posible, reconvirtamos nuestra vida y nuestros apoyos a los que nos puedan dirigir hacia el bien común

#SOSMarMenor

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