28 de enero…

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El Club Costa Cálida intentó revitalizar el turismo en La Manga mientras ponía en marcha más proyectos urbanísticos. / DLM

…de 1987:

Sin miedo a usar el término lobbie en su acepción más anglosajona (grupo de presión) ocho empresas de la zona (VIP, Urbincasa, Construcciones Sureste, Copemar, Sierra Minera, Geprosa, Taray y Urbagonsa) crearon un Club dedicado, expresamente, a defender los intereses urbanísticos de sus negocios ante el declive del turismo en La Manga y las amenazantes leyes proteccionistas que se les había echado encima. Cada empresa iba a destinar dos millones de pesetas.

Solo unos meses más tarde de la constitución del Club se aprobaba definitivamente la Ley de Costas (1988) por el Congreso de Diputados, donde los promotores se encontraron con que el Gobierno nacional declaraba “dominio público no urbanizable” cien metros de costa a contar desde la línea de mar en toda la franja litoral suspendiéndoles veinticinco licencias urbanísticas para La Manga al considerarse que violaba el dominio público marítimo.

La aprobación de estas leyes provocó que el Club pusiera en marcha una agresiva estrategia empresarial: crearon un poderoso holding al objeto de lanzar una OPA (oferta pública de adquisición) contra todos los propietarios de terrenos entre El Algar y Cabo de Palos para inflar aún más su poder en las futuras negociaciones con las administraciones. La idea, denominada “La Nueva Manga”, llegó a agrupar a quince empresas interesadas en esta propuesta de expansión: Pedruman, Urbanizadora Plaza, Gran Sol, Camping Caravaning, Villas La Manga, Grimanga, Gepromanga, Alusa, Prolmarmesa, Eslabón Inmobiliaria, Copemar, Taray, CostaManga, Gepromar y Grupo de empresas Costa Cálida.

Aunque el proyecto “La Nueva Manga” nunca llegaría a materializarse el Club Costa Cálida sí logró que la Sala de lo Contencioso Administrativo emitiera una sentencia en 1989 donde se anulaban la suspensión de las veinticinco licencias lo que motivó que el lobbie, una vez logrado parte de los objetivos, se disolviera meses más tarde.

Según el gerente del Club, Javier Gea, “…Cuando en el año 1988 yo estaba haciendo con Ángel Martínez Vera el Pedruchillo, el gobierno de Carlos Collado intentó parar el caos y anuló de golpe veinticinco licencias, paralizando sus obras en La Manga. Hubo un pleito que duró dos años. Dos años de lucha importante.

[El Club] empezó de la siguiente forma. Yo salí del Camping Carvaning y entré sobre la marcha en otros proyectos con Ángel Martínez, con Domingo Navarro, luego Domingo se llevó Grimanga y se extendió a otro grupo de San Javier, donde trabajaba Ángel. Con él monté El Pedruchillo, en una empresa llamada Pedruman y me vi envuelto con el grupo de Jacques Valero, que compartía con nosotros El Pedruchillo (ellos un veinte por ciento y nosotros un treinta)… …abrumados por el problema nos decidimos a generar una guerra al contrario, una guerra soterrada, más allá de los despachos, que se llamaría ‘La Manga está de moda’. De ahí que creara la plataforma del Club Costa Cálida, que funcionó durante siete años.”


Esta y otras efemérides están recogidas en el libro De Cabo de Palos a La Manga del Mar Menor. Del siglo XV al XX, de José Luis Domínguez.

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