Un Ayuntamiento para La Manga. La idea de Tomás Maestre que casi se logra en los noventa (I)

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En 1990 empiezan a aparecer en la prensa las pretensiones segregacionistas de la zona. En la imagen, reportaje realizado para Diario 16 Murcia.
En 1990 empiezan a aparecer en la prensa las pretensiones segregacionistas de la zona. En la imagen, reportaje realizado para Diario 16 Murcia. / JLD

Con la declarada intención de unificar criterios para iniciar el proceso de segregación de los ayuntamientos de Cartagena y San Javier se constituyó, el 19 de agosto de 1989, una asociación vecinal en La Manga del Mar Menor creada expresamente para eso siendo, su primer presidente, Víctor Lizán Carrasco.

La segregación contó muy pronto con apoyos informales como las que realizara el único murciano en aquella época en la Fiscalía del Tribunal Supremo (Sala cuarta de Lo Social), Jaime Gestoso, quien consideró “necesaria” la creación del Ayuntamiento para La Manga.

Igualmente, el Director General de Turismo, Luis Arróniz, vio con buenos ojos el proyecto adhiriéndose rápidamente al proyecto segregador la asociación de vecinos de Cabo de Palos, presidido por Rogelio García; la de Los Belones, con Alfonso Pérez Alcáraz, y Los Nietos.

Se opusieron con vehemencia los dos ayuntamientos afectados quienes no tardaron en soltar diatribas contra la segregación en los medios de comunicación ante la pérdida de ingresos que supondría.

Era comprensible, el Ayuntamiento de San Javier tenía en la década de los noventa presupuestados unos ingresos de los cuales casi la mitad de ellos era dinero procedente de La Manga Norte. Mientras que para Cartagena la pérdida de los impuestos sobre La Manga, Cabo de Palos y Los Belones suponía una pérdida del veinte por ciento de sus ingresos anuales.

El alcalde de San Javier no dudó en afirmar que “…el Ayuntamiento de San Javier no va a estar dispuesto a que se independice La Manga y lucharemos en contra… …los votantes de La Manga caben en un taxi”

La campaña mediático-institucional contra la idea segregacionista contó pronto con declaraciones de diversos sectores, más o menos afectados, como la que realizara el profesor Antonio Martínez Blanco: “…no existe vía judicial para obtener la municipalidad de La Manga”

Sin embargo, los vecinos consideraban que “es la fórmula [la segregación] para invertir en la  comarca el dinero necesario y no estar parcheando los problemas en función de las necesidades electoralistas del PSOE en la Administración regional, PP en San Javier o PCAN en Cartagena”

Pero el proyecto vecinal siguió adelante y el 17 de agosto del año siguiente se constituía la comisión gestora presentándose en la sede de la asociación de vecinos de Cabo de Palos con el nombre de “Asociación Comisión Gestora pro Municipio del Rincón de San Ginés” inscribiéndose en la Delegación de Gobierno de la Comunidad Autónoma el 19 de diciembre de 1991.

La citada Comisión fue presidida por un grupo de vecinos presidido por Adoración Alfonso Anibarro (Dorita) y con la siguiente directiva:

  • Vicepresidente 1º: Rogelio García Galindo
  • Vicepresidente 2º: Alfonso Pérez Alcáraz
  • Vicepresidente 3º: Víctor Lizán Carrasco
  • Secretario: Ginés Navarro Navarro
  • Vicesecretario: Ángel Solano Blocksdorff
  • Tesorero: Antonio Ballester García
  • Vocal 1º: Alfonso Benzal Campillo
  • Vocal 2º: Francisco Alba Agulló
  • Vocal 3º: María Luisa Montoya
  • Vocal 4º: Purificación Pérez
  • Vocal 5º: José Ortuño
  • Vocal 6º: Rafael San Román
  • Vocal 7º: Francisco Gilabert
  • Vocal 8º: José Jauen

Pero no es de 1989 la primera idea de lograr la segregación de La Manga. Tendríamos que remontarnos hasta 1974 cuando un aún influyente Tomás Maestre Aznar sugirió, en la II Asamblea Provincial de Turismo celebrada el 21 de diciembre de ese año, crear dos municipios nuevos: Los Alcázares (que lo logró en 1983) y La Manga.

Lo hizo junto a un paquete de medidas publicadas en las conclusiones finales de las ponencias, y dirigidas al Ministerio de Información y Turismo, entre las que se incluía “…proscribir el colosalismo, los edificios singulares y las murallas de cemento”.

Al parecer los grupos de expertos que diseñaron las conclusiones ya estaban empezando a ser conscientes de los efectos contraproducentes que las altas edificaciones podían ocasionar al turismo de calidad deseado por los promotores.

Los ponentes no eran personas ajenas a la zona (Manuel Guerrero —vicepresidente de La Manga Club—, Ricardo Pardo —director de la Urbanizadora Hispanobelga—, Tomás Maestre…) y sus conclusiones eran, incluso, “revolucionarias” como la referida petición de crear dos municipios independientes para La Manga y Los Alcázares, o crear una línea de ferrocarril La Unión-Los Nietos-La Manga.

Además, solicitaron prohibir urgentemente el vertido de residuos mineros a ambos mares (cuando Lo Poyo y Portmán seguían siendo una fuente continua de contaminación ambiental), trasladar ya el desarrollo del turismo hacia zonas de montaña como Sierra Espuña o Carrascoy y, por último, un punto que debió partir de Tomás Maestre y del que hablaremos en otra ocasión: “Proponer que, previas las modificaciones legales oportunas, y con las debidas garantías, pueda llegarse a autorizar la instalación de algún casino de juego en el litoral murciano que permita fijar y atraer una importante cantidad de ingresos. Parece ya fuera de lugar la prohibición indiscriminada del juego.”

Un Ayuntamiento para La Manga. La demanda vecinal se queda en un Consorcio (y II)