Tres intentos en la Historia de industrializar el Mar Menor (II parte)

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Imagen aérea del canal de El Estacio y su faro durante los años veinte
Imagen aérea del canal de El Estacio y su faro durante los años veinte / JLD

El segundo intento industrializador del Mar Menor fue una idea de José Polo y Barbero en 1919 quien, tremendamente influido por el auge minero y el potencial militar de la zona, decidió que el mejor destino para la laguna era artillarla y convertirla en un refugio de barcos mercantes y militares.

Este es un extracto de su proyecto donde el autor especula con la posibilidad de abrir un canal en El Estacio, para la entrada de grandes buques, y convertir el Mar Menor en una enorme dársena portuaria y refugio militar, a remedo de lo que ya propusiera José Navarro de Viana y Búfalo:

“A la derecha del faro del Estacio hay una estrecha faja de tierra, toda arena, [La Manga] que medirá escasamente unos 25 o 30 metros de ancho.

Aquí podría abrirse el canal de entrada. Un canal ancho de arriba y estrecho de abajo, en forma de embudo. En la parte foránea una red metálica movible, que permita entrar el agua y no deje salir el pescado, con lo que no padecerían las encañizadas y como podría quitarse a voluntad, con separarla tendrían libre entrada los buques.

Y aquí es facilísimo el obrar, porque no hay piedra. Mire usted, compra unos sacos de cebada, los esparce bien por la arena, trae unas cuantas gallinas y ellas solas picoteando abren el canal.

Continuamos nuestro paseo. A la vista se extiende una inmensa bahía, donde la mar es siempre calma, lisa, llana como un colosal espejo de luz.

A distancia de un kilómetro del faro del Estacio, hacia Poniente, hay unas rocas que sobresalen del mar. Son los esculls. Trazado en espigón de punta a punta queda cerrada la bahía y defendida contra toda clase de vientos y mareas la entrada que se abriese al Mar Menor.

Enfrente la Isla Grosa, allá a lo lejos en el extremo de la anchurosa bahía, Cabo de Palos. Desde la Isla a los Alcázares habrá unos 15 kilómetros. Artilladas con cañones de alcance como un nuevo Gibraltar flotante y el Cabo, queda toda la orilla oriental del Mar Menor fuera del alcance de la artillería de cualquier escuadra de bombardeo y la inmensa dársena sería un refugio magnífico, perfecto para torpederos, para submarinos, para máquinas veladores de todas las especies, y un gran puerto comercial adonde afluiría la riqueza toda de la Región Murciana.

Y he aquí, como soñando despierto… veo allá a lo lejos, hacia el rincón de los Nietos, altas, gigantes chimeneas que escriben con humo en los cielos estrofas rotundas de un himno al trabajo. Y chirrían las grúas potentes y trepidan las panzudas locomotoras sobre los raíles y van por los cables las vagonetas colmadas de cascos lúcidos que se derraman al vuelco sobre las bodegas de las grandes moles de acero que se balancean sobre las aguas tranquilas del lago gigante.”

José Polo continúa con su particular visión de lo que debe ser el Mar Menor…

“…desde el Cantábrico a Cabo de Creus no hay en todo el perímetro costero de la Península Ibérica, sitio alguno que reúna tan excelentes condiciones para una base naval perfecta, como la Albufera del Mar Menor.

Ancha, capaz, desahogada, con defesas naturales, en una situación estratégica impecable, puede y debe convertirse sin demora y con poquísimo coste en un refugio seguro para buques ligeros, para submarinos y para destroyers, que a las pocas horas de navegación, se hallarían en las rutas que bifurcan el Mediterráneo y Gibraltar sería una peña más cerca del mar y el Estrecho pasaría a nuestro dominio absoluto.

Es un crimen de lesa patria y un verdadero atentado al sentido común guerrero, el que sigan un día más las cosas como están… …en nuestro proyecto concebíamos la orilla oriental del Mar Menor como invulnerable contra todo ataque costero.

Pensábamos en una posible fortificación de Isla Grosa y de Cabo de Palos y con ella la inexpugnabilidad de una base submarina y aereonáutica en la Albufera… …[se] puede formar una bahía con un calado máximo (en la actualidad) de 7 metros o de 5 a 6 en sus dos terceras partes de fácil dragado.

Tiene 11 kilómetros de ancho, por 21 de largo.

Forma su orilla oriental una bolsa cuyo entrante más pronunciado, está en Los Alcázares, donde está enclavado el aeródromo militar. Desde dicho punto a la otra orilla, hay 11 kilómetros. Ya en el mar Mediterráneo, frente por frente de Los Alcázares, está la Isla Grosa. Distancia de uno a otro punto 14 kilómetros.

Hacia la parte Sur a 10 kilómetros de la Isla y 18 de Los Alcázares, el Cabo de Palos. Artíllense esos dos vigías avanzados y el que sepa de radios de acción de campos de tiro y de misterios balísticos, nos dirá si es o no un sueño el pensamiento nuestro de inexpugnabilidad y si es o no un verdadero crimen el que continúe siendo un criadero de pescado, únicamente, lo que debía ser la primera base naval del Mediterráneo.

[Proponiendo esto] no se nos podrá tachar más que de un solo pecado: de ser, si acaso, demasiado españoles.”

Y el hombre continuaba dando argumentos:

“Otra de las positivas ventajas que habría de reportar la realización del magno proyecto de que venimos ocupándonos, sería la de establecer en estas inhospitalarias costas, ruta obligada de todos los buques de comercio del Mediterráneo, un refugio seguro, un alto forzado en la marcha, con ocasión de tempestades y galernas.

En esta costa una playa inmensa, azotada de continuo por los vientos y corrientes de Levante y Poniente y por desgracia son frecuentes los siniestros y de relativa importancia, como se ve a diario, como se ha visto en estos días pasados.

Viéndose los buques perseguidos por los malos tiempos, obligados a doblar Cabo de Palos para poder ganar el puerto de Cartagena, primer refugio seguro yendo hacia el Sur o Alicante navegando al Norte ¡cuántos se han estrellado en la punta fatídica y en los trágicos picachos de las Hormigas!

…no sería solo el beneficio a percibir como puerto de refugio sino la importancia como base naval, el engrandecimiento y prosperidad de toda la ribera comarcana, convertida en playa de moda en el verano, en magnífica estación sanitaria en el invierno y sobre todo que sería un puerto de comercio para toda la región, para las vegas y las huertas que darían salida cómoda y segura a la gran variedad de sus productos.”

En esta ocasión, al contrario que en el proyecto del Marqués de Victoria, no hay constancia documental del caso que se le pudo hacer ni porqué la propuesta tampoco llegó a realizarse.

Pero el Mar Menor aún sufrirá un serio y último intento de industrializarlo. Será poco antes de la Guerra Civil y a propuesta de la II República.

Lo veremos en el siguiente y último capítulo: Tres intentos en la Historia de industrializar el Mar Menor (y III)