El accidente de aviación del teniente Bañón que le valió una medalla

0
Imagen del avión pilotado por el teniente Bañón.
Imagen del avión pilotado por el teniente Bañón. / J.BAÑÓN

Eran otros tiempos y la aeronáutica estaba dando sus primeros pasos. Por esta razón, los accidentes aéreos eran relativamente habituales en relación con el parque de aparatos que había en vuelo. La aviación española no era ajena a estos hechos y uno de ellos afectó directamente a un habitual veraneante de Cabo de Palos: el teniente Bañón.

El 24 de Junio de 1932, el teniente de Artillería, D. Santos Bañón Rodríguez sufría un aparatoso accidente de aviación en el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid). El diario ABC daba cuenta del hecho al día siguiente:

“A las diez cuarenta de ayer, mañana se elevó́ en Cuatro Vientos el aparato DH-9, número 148, que iba con dirección a los Alcázares, de Cartagena, pilotado por el capitán de Ingenieros D. Juan Arnot, de treinta años y natural de Trubiá fOviedo), que llevaba como-pasajero al teniente de Artillería Santos Bañón, de veintinueve años, natural de Murcia.

Momentos antes de la hora indicada, los aviadores intentaron salir dos veces, teniendo que tomar tierra por no despegar con facilidad el avión, debido seguramente a ¡a mucha carga que tenía el aparato.

Los aviadores, la tercera vez que se elevaron, tuvieron que aterrizar violentamente,después de salvar la línea telefónica del ferrocarril de los Ingenieros (Cuatro Vientos), siendo recogidos por personal del aeródromo y llevados a! hospital de urgencia del campo, donde apreció el médico de guardia, Sr. Bilbao, al capitán Arnot una herida en la región frontal derecha, de pronóstico leve, y al teniente Bañón varias heridas incisas en la región palpebral izquierda y otras en la región nasal, ceja izquierda y región frontal, de pronóstico menos grave.

El aparato sufría averías de consideración.

Los aviadores fueron trasladados al hospital de Carabanchel. donde fueron curados nuevamente por el médico de guardia del establecimiento. “

El accidente, minimizado por el diario (cosas de la época), fue bastante más grave de lo relatado, ya que el aparato, al entrar en pérdida, se desplomó sobre la cola, arrancando el montaje de la ametralladora posterior, que fue a parar directamente a la cabeza del teniente Bañón.

Como consecuencia de las heridas sufridas —el Dr. Gómez-Ulla, del que luego tomaría nombre el hospital de Carabanchel, le diría: “Tú tenías que estar muerto”.— al teniente Bañón se le concedió la medalla de Sufrimientos por la Patria, una de las más antiguas condecoraciones militares (creada por Fernando VII en 1814).