Una guerra en el horizonte

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Imagen del USS Tomas Stone Imperial / DLM

Contaba mi abuelo que, durante la Segunda Guerra Mundial, era frecuente ver, desde Cabo de Palos, el resplandor de los combates que se producían en el Mediterráneo, a pocas millas de la costa. La historia que voy a contar se produjo tan solo a 33 millas de nuestro faro y bien pudo corresponderse con alguna de las luces que él vio.

En noviembre de 1942, tras casi tres años de victorias, el ejército alemán se veía acosado en todos los frentes. Casi un año antes, los Estados Unidos habían sufrido un letal ataque en Pearl Harbor, volcando a la nación a una guerra hasta la que, entonces, habían sido remisos a combatir. Una vez puesta en marcha su poderosa maquinaria bélica, las operaciones militares comenzaron a desarrollarse en todos los frentes, incluido el Mediterráneo.

La Operación Torch (antorcha) se diseñó como primer paso para la apertura de un segundo frente en Europa, liberando la presión que Alemania estaba ejerciendo sobre la Unión Soviética. La operación consistía en el desembarco de unos 70.000 hombres en las costas del África Noroccidental: Safí, Casablanca, Orán y Argel, un desembarco que tendría lugar el 8 de noviembre. Para transportar tan ingente cantidad de tropas se habilitaron 600 barcos.

El USS Thomas Stone era un flamante transporte de tropas. Había sido botado el 1 de septiembre de 1942, como buque civil. Fue adquirido por la Marina y puesto en servicio el 18 de mayo de 1942, al mando del capitán Olton R. Bennehoff. El 26 de septiembre salió de Norfolk, Virginia, con destino a Halifax para, posteriormente, dirigirse a Belfast. Allí desembarcaron las tropas que habían hecho la travesía del Atlántico para embarcar efectivos de la 9ª División de Infantería con destino al Firth of Clyde, punto de encuentro de los barcos participantes en la Operación Torch. Su destino eran las playas de Argel y la noche del 5 al 6 de noviembre cruzaba las aguas del Estrecho de Gibraltar como parte del convoy KMFA1.

Tras su paso por Gibraltar, el convoy KMFA1, mantenía su rumbo al 085. El buque se situaba en el flanco izquierdo del convoy, siguiendo aguas al transporte de ataque USS Samuel Chase, a 600 yardas (unos 550 m) de distancia por la popa, y navegando a 11 nudos. La noche del 7 de noviembre, el convoy se encontraba a unas 33 millas al Este del Cabo de Palos.

A las 05:30, los serviolas del buque avistaron un bimotor, un Heinkel He 111 del Kampfgeschwader 26, con base en Grosseto, Sicilia, que volaba a unas 800 yardas (730 m) y a unos 100 m de altitud por la banda de babor. De pronto, el avión comenzó a elevarse y giró bruscamente hacia el USS Thomas Stone. Del agua se elevó una columna de humo negro y se pudo escuchar una explosión. El oficial de guardia observó que una inconfundible estela comenzaba a trazarse desde de la columna de humo hacia su buque. Conocedor del peligro al que se enfrentaba, el oficial ordenó todo a estribor a toda máquina, comenzando una maniobra evasiva.

El USS Thomas Stone no había virado más de 20º cuando el torpedo impactó.

Como consecuencia del impacto y la consiguiente explosión, la hélice y el timón quedaron en tal amasijo que impidieron al buque continuar la marcha, siendo abandonado por el resto del convoy con la única protección del destructor británico HMS Spey, en aguas infectadas de submarinos alemanes e italianos (de hecho, el U-205 reclamó para sí el torpedeamiento). Cuando el capitán llegó al puente exclamó: “El maldito piloto nazi se ha ganado hoy su paga”.

Con la luz del día, tanto el capitán como el mayor Oakes, al mando de las tropas embarcadas, pudieron comprobar los daños, llegando a la conclusión de que el barco no corría peligro de hundirse de inmediato. No obstante, ambos oficiales decidieron embarcar a todas las tropas posibles en 24 botes que debían llegar a Argelia protegidos por el destructor.

El buen tiempo del que habían gozado hasta el momento empezó a cambiar y el agua comenzó a inundar los botes, por lo que los soldados hubieron de ser transferidos al HMS Sprey, que continuó rumbo hasta Argel con su multitudinaria carga.

A la deriva, el USS Thomas Stone pronto recibió refuerzos con la visita de los destructores HMS Wishart y HMS Velox, que intentaron remolcarlo. Más tarde se les unió el remolcador HMS St. Day, y entre los tres, consiguieron llevarlo hasta Argel, no sin pocas dificultades.