Cuando los arquitectos Antoni Bonet y Josep Puig Torné recibieron el encargo de urbanizar La Manga diseñaron una carretera interior estrecha, de doble dirección y muy visual, para que los turistas pudieran disfrutar del paisaje a ambos lados de ella durante el paseo que les llevara a los núcleos (clústeres) iniciales urbanizadores diseñados cada 1,2 kilómetros, dejando espacios libres y diáfanos entre cada uno de ellos.
En este reportaje fotográfico podemos comprobar cómo vieron La Manga los primeros visitantes que se atrevieron a recorrer en coche la recién construida carretera interior.