El giro ideológico de Salinera Catalana y los problemas del mercado de la sal (I)

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Recibo de agosto de 1956 con la "aportación voluntaria" de Salinera Catalana a la FET y de las JONS por la nueva directiva de Salinera Catalana / DLM

Con la llegada de Francisco Celdrán Conesa a la presidencia de Salinera Catalana en 1954 se produce un espectacular giro ideológico en una empresa que siempre había dado muestras de poyo a la II República regalando, por ejemplo, banderas tricolores al colegio de Cabo de Palos «...para que el grupito de monárquicos que allí veranean vean ondear la enseña nacional y que se convenzan que también allí ha llegado la República».

Con Celdrán Salinera Catalana, sin embargo, se acaba convirtiendo en colaboradora mensual de organizaciones como la Falange, el Instituto de Rehabilitación y Preservación de Adoratrices, la Cofradía California, a la que llegó a entregar 500 pesetas el 28 de julio de 1956 para sufragar la procesión del Cristo de los Mineros; o donativos a parroquias como a la del Rincón de San Ginés contribuyendo económicamente, además, a las fiestas de Cabo de Palos.

La intensa participación de Francisco Celdrán en la vida social y cultural de la Comarca hacía que destinara dinero de la empresa, incluso, a equipos como la Deportiva Minera de El Llano del Beal (fue el socio número 279) cosa que le permitió ser nombrado Presidente de Honor del equipo el 27 de julio de 1953.

El propio Casimiro Bonmatí consideraba, en una carta personal no publicada enviada al director del diario La Verdad, José Ballester, el 3 de junio de 1954, que Celdrán “…da nombre a un verdadero resurrexit comarcal”.

Una de las primeras operaciones de importancia que realizó Celdrán Conesa durante su mandato en Salinera Catalana fue la de electrificar la empresa al objeto de aumentar productividad media y ventas. Inició los trabajos en verano de 1956 con un coste total de 606.255,33 pesetas.

El proyecto de obra fue elaborado por la Oficina Técnica Industrial de Cartagena y abonado en dos pagos el 18 de agosto y 1 de septiembre de ese año.

En el libro de actas de la empresa (folios 50, 51 y 52) señala que para esta instalación “…se ha contado no solamente con los medios propios de la Sociedad… …también con el apoyo económico particular del Sr. Celdrán [hizo una entrega en efectivo de 500.000 pesetas el 31 de agosto de 1956 según anotación en libro de Caja] gracias al cual han podido llevarse a la práctica a pesar de su cuantioso coste. El Consejo agradece al Sr. Presidente su colaboración financiera”.

La carísima electrificación de Salinera Catalana iba a permitir poner en marcha nuevos sistemas de producción y tratamiento de sal mucho más efectivas como la máquina giratoria para la carga de sales.

Esta llegada de energía eléctrica a las salinas coinicidió con el Plan Geneeral de Obras Públicas previsto para 1959 donde aparecía una dotación presupuestaria asignada para la instalación de alumbrado público en las calles de Los Nietos y Cabo de Palos. Para este último poblado se destinarían 25.830,85 pesetas.

El proyecto fue elaborado por la Jefatura Provincial de Puertos y Costas en julio de 1955 bajo el título “Línea eléctrica para el faro de Cabo de Palos y estación costera de radiotelecomunicaciones” (expediente de Costas 1804/71) y modificado en su coste el 7 de julio de 1957 (Costas 1804/72).

El 19 de agosto de 1959 aparecía en el diario ABC una nota donde se anunciaba la llegada de luz a Cabo de Palos gracias a “la intervención eficacísima de nuestra primera autoridad civil”.

“Ya estaban conseguidos –añade- los tendidos eléctricos en Los Nietos y Los Urrutias, poblados que fueron acrecentándose en las orillas del Mar Menor, extendiéndose hasta Cabo de Palos, El Carmolí…”.

(Información obtenida del libro «La Manga del Mar Menor. Principales proyectos y estructura societaria», de este autor. Edlibrix 2018).