La Guardia Civil accede, en 2013, al restaurante calcinado por las llamas.
La Guardia Civil accede, en 2013, al restaurante calcinado por las llamas. / GOBIERNO DE ESPAÑA

La fiscalía pide quince años de prisión y la indemnización económica de 66.000€, por los daños provocados, al autor del incendio en el edificio Euromanga, situado enfrente del hotel Doblemar en La Manga del Mar Menor, que se produjo el 9 de enero de 2013 . El acusado, Luis G.R., también propietario del restaurante «El Pedrucho» que arrasó las llamas, será juzgado la próxima semana en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Murcia, con sede en Cartagena.

Según la agencia EFE, que ha tenido acceso a las conclusiones provisionales, estas indican que los daños afectan a un restaurante, un piso y al propio inmueble. Como cuenta la acusación estatal el detenido intentó provocar una explosión que fue evitada por los bomberos. Los hechos, supuestamente, indican que el autor roció con gasolina el local y abrió las espitas del gas butano, los mandos de la cocina y el horno, y además apiló gran cantidad de madera. Siempre según el relato que establece el fiscal, subió al sexto piso del edificio y roció, del mismo modo, la puerta del inmueble, que acto seguido prendió y seguidamente hizo lo mismo con el bar.

El fiscal pide, para Luis G.R., por tales acontecimientos un total de quince años, como autor de un delito de incendio con peligro para la vida e integridad física de las personas y que se le condene también a pagar las indemnizaciones de los afectados que suman casi 66.000€.

Conflictos vecinales

Al parecer, según uno de los amigos cercanos al acusado «Luis G.R. mantenía una enemistad manifiesta con el expresidente de la comunidad», y además hacía poco tiempo había perdido el derecho, por los tribunales, a utilizar parte de la terraza para su restaurante. Del mismo modo confirmó el administrador del edificio, Antonio Navarro, que «existían ciertas enemistades, pero no sólo entre ellos, sino problemas propios de las comunidades».

Fue un testigo quien vió a alguien por la zona y dió la pista a la Guardia Civil para localizar al dueño de uno de los restaurantes. Según fuentes próximas a la investigación el detenido confesó el delito y anunció que «lo peor está por llegar», ya que las válvulas del gas estaban abiertas y su propósito era «volar el edificio por completo». Gracias a la rápida actuación de la Guardia Civil, que desalojó la zona, y los bomberos, que evitaron la explosión, no hubo que lamentar víctimas humanas.