Los militares «asaltan» el chiringuito del Cavanna

0
Militares de la USAC de Tentegorra visitaron el chiringuito de Emely tras unas maniobras.
Militares de la USAC de Tentegorra visitaron el chiringuito de Emely tras unas maniobras. / DLM

Más de uno debió frotarse los ojos ante tanto despliegue. Incluso algunos tuvo que temblar del susto. Cerca de setenta militares del ejército de Tierra disfrutaron ayer jueves de una jornada festiva en el chiringuito «Emely» en la zona del hotel Cavanna, donde comieron, practicaron deportes náuticos y tomaron el sol de una forma más tranquila a la que están acostumbrados.

La marcha comenzó muy temprano en las playas de Calblanque, donde los militares de la Unidad de Servicios del Acuartelamiento Tentegorra, USAC, realizaron unas maniobras para mejorar su formación. Desde ahí fueron caminando hacia el hotel Cavanna, en La Manga del Mar Menor, donde disfrutaron del buen tiempo que hizo para ser agasajados por los responsables del chiringuito. Los casi veinticinco grados que hacía sobre las doce de la mañana no fue ningún impedimento para que los militares no se quitaran su indumentaria y con un comportamiento bastante ejemplar.

Los militares sabían a lo que venían. Comieron caldero, tomaron cerveza, y disfrutaron de la tranquilidad en las hamacas. Los más activos se atrevieron con los deportes acuáticos como el paddle surf o el kayak que fueron donados por Chano, de Kite Center. Fuera del rigor castrense, uno de los que más animaron fue su teniente coronel quien fue el primero en echarse al agua a probar las tablas.

La elección del local no fue una casualidad. Como manda la planificación militar, altos cargos visitaron el establecimiento la semana pasada y preguntaron a la propietaria cualquier inconveniente para hacer una parada en su local. Además, tuvieron que pedir permiso a Policía Local, Guardia Civil y Medio Ambiente para poder acceder a la zona porque iban armados. El armamento fue depositado en un arcón y vigilado, por supuesto.

“Nos visitaron la semana pasada para avisarnos de esta visita. Se lo han pasado muy bien y dicen que volverán en las próximas maniobras. La verdad que impresiona ver tantos militares, pero es un honor tenerlos en nuestro chiringuito. Hemos hecho todo lo posible para que estuvieran cómodos”, explicó Emely, propietaria del chiringuito.

La jornada festiva terminó ya cerca de las tres de la tarde, cuando los militares recogieron todos sus bártulos y se volvieron a su acuartelamiento, pero en esta ocasión en coches y en un bus que les esperaba en la puerta del establecimiento hostelero.