Así afecta al Mar Menor la paralización del PGMO de Cartagena

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Impedir la presión urbanística sobre el Mar Menor tiene un difícil recorrido normativo.
Impedir la presión urbanística sobre el Mar Menor tiene un difícil recorrido normativo. / DLM

De todos los proyectos urbanísticos previstos para la costa sur del Mar Menor dos de los de mayor impacto ambiental sobre la laguna seguirán adelante a pesar de la revisión del Plan General Municipal de Ordenación Urbana de Cartagena: El Vivero y Novo Carthago.

El primero es un antiquísimo proyecto urbanizador, anterior a 1987, diseñado para construir en toda la antigua bahía de El Vivero en el extremo sur de La Manga, cuya única modificación si desearan ponerlo en marcha sería el retranqueo para respetar los cien metros de costa. Sin embargo, los promotores pidieron hace tiempo una suspensión cautelar dada la crisis que estaba sufriendo el sector de las segundas residencias y, a fecha de hoy, no hay constancia de que tengan interés por reactivarlo. Eso sí, una supuesta paralización del proyecto por parte de la Administración supondría una cuantiosa indemnización.

Por su parte Novo Carthago, en Lo Poyo, tan solo podría pararse si la Justicia declarara que todo el proyecto no se ajusta a Derecho. Algo de lo que ni las propias asociaciones ecologistas están muy convencidos de conseguir.

Sin embargo, otros tres proyectos sí tendrían que «empezar de cero»: el ambicioso proyecto de expansión urbanístico de La Manga Club en dirección a Huerta Calesa, en Atamaría; la pretendida urbanización de Cala Reona, en Cabo de Palos; y un antiguo amago de construir una urbanización en La Punta de La Loma, entre Mar de Cristal y Camping Caravanig, aunque éste último solo tenía en su momento parte de la tramitación aprobada por la Administración.

¿Y la moratoria aprobada en la Asamblea Regional?

«Es papel mojado», ha añadido Pedro García, director de ANSE, a Diario de La Manga. «Desde que se diseñó no es más que una declaración de intenciones sin ningún peso jurídico. No vale para nada».

La moratoria, aprobada por la mayoría de partidos políticos en el Parlamento regional y con la única oposición del Partido Popular, se cuida muy mucho en el texto del acuerdo parlamentario de ordenar ninguna paralización de futuras urbanizaciones en torno al Mar Menor.

Básicamente, porque no puede.

«La única forma de impedir -señala García- que se siga presionando a la laguna hasta unos límites difícilmente soportables para el ecosistema es que los propios constructores tomen conciencia de que la conservación del Mar Menor, por sí mismo, ya genera riqueza».

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