Daphne denuncia criterios políticos antes que técnicos para preservar el complejo eremítico del Monte Miral

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Imagen de una de las ermitas del Monte Miral / DAPHNE

La Asociación para la Defensa del Patrimonio Cultural (Daphne) ha registrado dos documentos solicitando que la Dirección General de Cultura de la Comunidad Autónoma  haga efectiva la resolución de dos expedientes que afectan al complejo eremítico del monte Miral, declarado BIC en febrero de 1992 y para el que recientemente, el 19 de enero de 2017, el organismo competente abrió procedimiento para su incoación como Sitio Histórico.

Estas dos resoluciones administrativas deben ponerse en marcha para proteger los restos de seis ermitas.

«Tres de ellas BIC -añade la Asociación- como partes accesorias del Monumento del Monasterio de San Ginés de la Jara y, además, incluidas en el expediente de Sitio Histórico y las otras tres protegidas solamente por su reciente incoación».

Según la vocal de la Asociación, María Dolores Ruiz, «duerme desde el día 21 de junio de 2016 un informe del arquitecto de la Dirección General de Bienes Culturales, José Buendía López, en el cual indica que conviene que se dote de protección a la ermita localizada durante la visita de inspección (año 2014) y a los restos de las dos otras dos con el fin de garantizar su conservación adoptando las medidas pertinentes para ello”.

Esta asociación solicitó modificar la declaración del BIC del Monasterio de San Ginés de la Jara con la finalidad de incluir las tres ermitas de las que habla el informe técnico.

Se desestimó, sin embargo, la solicitud procediéndose a abrir expediente para la declaración de Sitio Histórico. Pero de nada sirvió.

«Hoy [por ayer] volvemos a insistir en la necesidad de consolidar la que, según el profesor Alejandro Egea Vivancos en el único trabajo exhaustivo que se ha hecho sobre las ermitas del Miral, es la más relevante de las que permanecen aún en pie».

Daños pictóricos

De los dos documentos el segundo se refiere a la «pérdida y destrucción» del patrimonio pictórico mural tras el daño producido en las pinturas negras entre los años 2014-2017 debido a las filtraciones de agua que provocan la aparición de salitre en superficie descomponiendo los materiales es evidente.

«Ignoramos el estado que tenían las mismas en el año 1992, cuando fueron protegidas por su declaración e, incluso antes, cuando estuvieron incoadas tras la aprobación de la ley 16/1985».

«Una simple tela asfáltica -añade Ruiz- quizás hubiera podido evitar mayores daños, pero era más interesante para Noelia Arroyo, la otrora consejera de Cultura de la Comunidad Autónoma, pujar por hacerse con la propiedad del Cine Central en clara pugna contra otra administración pública, el Ayuntamiento de Cartagena».

La degradación, según Dafhne, ha seguido su curso a pesar de numerosos informes técnicos que alertan de la necesidad de proteger las pinturas, el primero de ellos fechado en marzo de 2014 cuando se denunció por primera vez el estado de ruina de las ermitas.

La mercantil Portman Golf, S.L ha presentado varios proyectos de consolidación de las ermitas desde la resolución urgente de 5 de junio de 2014, el último de los cuales parece ser que ha sido finalmente aprobado por los técnicos de la Dirección General.

Sin embargo, a esta asociación «le consta que hasta octubre del año pasado no se había presentado proyecto alguno para la consolidación de los escasos restos que aún perviven a duras penas en los muros del eremitorio».

Esta asociación, en base al compromiso que reflejan sus estatutos, solicita la apertura de procedimiento sancionador por «delito grave contra el patrimonio».

«¿Quién responde de su pérdida o destrucción inexorable?», concluye María Dolores Ruiz.