Vecinos de Cabo de Palos llevan cuatro años en pie de guerra contra el chiringuito Verano Azul

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Imagen del chiringuito tomada esta semana y denunciado por los vecinos desde 2014 / JLD

El único chiringuito hasta ahora “de temporada” que se mantiene abierto después del 31 de octubre, fecha en la que han cerrado el resto, es Verano Azul, ubicado en Calafría frente al faro de Cabo de Palos, según han denunciado algunos vecinos a Diario de La Manga y que mantienen un litigio con el Ayuntamiento de Cartagena contra su ubicación y apertura desde 2014.

Tras un paréntesis en 2015 donde el chiringuito acabó instalado en La Manga, ante la negativa de Costas a autorizar su instalación en la zona prevista por el Ayuntamiento, en 2016 el Gobierno municipal concedió, con una fuerte oposición vecinal y del resto de partidos políticos en la Corporación según consta en las actas de los Plenos, la instalación del chiringuito en parte del llamado Parque Farallón de Cabo de Palos, donde se encuentra un yacimiento arqueológico catalogado por la Dirección General de Bienes Culturales como ARQ-0024.

Ya ese año, según los vecinos, la mercantil que explota el chiringuito no cerró el 31 de octubre “ni las instalaciones fueron desmanteladas en los diez días siguientes como establece la normativa”.

El año pasado el Ayuntamiento volvió a sacar una nueva licitación, ahora por cuatro años renovables, recayendo sobre la misma mercantil el controvertido chiringuito aunque en esta ocasión otra licitadora decidió recurrir la adjudicación ante el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Cartagena alegando que el ganador había presentado dos ofertas al mismo lote usando “una el nombre de una persona jurídica y otra como persona física”.

Sin embargo, el 31 de octubre de 2017, al igual que ahora, Verano Azul tampoco cerró.

El fallo de la sentencia, realizada el octubre pasado, dejó en mal lugar a la Corporación municipal: según el texto, al que ha tenido acceso Diario de La Manga, estaba acreditado que la adjudicación se había realizado en fraude de ley, anulándola y condenando al Consistorio “a entregar la instalación a otro licitador y a indemnizarlo por los años que no ha podido disfrutar de su negocio”, según declaró tras conocerse la noticia el presidente de MC Cartagena, Jesús Gutiérrez.

Los vecinos nunca han dejado de denunciar los incumplimientos que, según ellos, estaba realizando el chiringuito como “colocación de más tarima de la que figura en su autorización, ocupación de más dominio público del autorizado, acopios en el exterior de las instalaciones, no respetar el horario de cierre y cambios en la sociedad explotadora”, como lo acreditan los distintos CIF usados en la facturación durante los años 2016 a 2018.

A pesar de la reciente sentencia el chiringuito Verano Azul sigue abierto para sorpresa de los vecinos. Muchos de ellos consideran que “un auténtico oscurantismo rodea la concesión”.

“Una vecina –señala uno de ellos que prefiere mantener el anonimato- solicitó acceder al expediente administrativo de concesión en el año 2016. Solo recibió el silencio por respuesta. Recurrió ante el Consejo de la Transparencia de la Región y ante el Consejo de la Transparencia y Buen Gobierno de España y ambos órganos se desentendieron del tema en favor del otro”.

Ya se han presentado varias quejas y nunca han tenido una respuesta oficial del Ayuntamiento. Tan solo tienen constancia del acta levantada por un inspector el pasado verano pero desconocen el contenido del informe. “La actual Ley 39/2015 de Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, al parecer, no tiene vigencia en este Ayuntamiento”.

El farallón, situado a la derecha de Calafría, “ha dejado de ser lo que era antes de la instalación del chiringuito. Ahora ha sido invadido por un local al que se suma una zona de aparcamiento que ocupa una parte de la servidumbre de paso que discurre paralela tierra adentro a la línea de demarcación del DPMT. Un borrón en el paisaje que desmerece el frente litoral que preside el faro de Cabo de Palos”.

Que vuelva a ser un espacio libre

Los vecinos, como solicitaron a la Dirección General de Transportes, Costas y Puertos de la Consejería de Fomento e Infraestructuras en un escrito fechado el 26 de abril de 2016, quieren que el Parque Farallón de Cabo de Palos vuelva a ser un “espacio libre al objeto de garantizar el uso público de la zona y se vele por la integridad del yacimiento arqueológico ARQ-0024 catalogado por la Dirección General de Bienes Culturales”.

A fecha de hoy nadie sabe bajo qué normativa el chiringuito Verano Azul es el único que continúa abierto y bajo qué régimen de explotación se rige cuando el último propietario de la licencia tiene una sentencia en su contra.

Imagen aportada por los vecinos donde se aprecia la ocupaciòn de los espacios por vehículos / DLM

“Tan solo cabe la posibilidad de que le hayan concedido una licencia de actividad permanente trasladándolo unos metros a terrenos privados pero eso abre más preguntas de las que resuelve”, finalizan los vecinos .

La única y ambigua explicación que tienen después de cuatro años de tan controvertida instalación fue la ofrecida por el entonces concejal de Urbanismo e Infraestructuras del Gobierno popular de Pilar Barreiro, José Espejo, quien afirmó en respuesta a una moción presentada por IU-Verdes el 23 de febrero de 2015 que «efectivamente, hay quejas de los vecinos» pero que ese chiringuito se instalaba allí ya que así «podemos incrementar el valor turístico de ese entorno».

«Yo creo -se defendía Espejo en Pleno- que precisamente lo que hay que incrementar son instalaciones que aporten mayor valor, no solamente para nosotros sino también para aquellos que deciden visitarnos porque sino, si en La Manga seguimos instando a cerrarlo todo, pues mire usted al final tendremos que cerrar La Manga».

1 Comentario

  1. Me parece muy acertado que el Ayto. de Cartagena permita que éste chiringuito permanezca abierto todo el año y de esa forma podamos ofrecer más servicios en la zona. Lo que es verdaderamente deprimente es visitar la zona y encontrar todo cerrado. En cuanto a los vecinos deben de entender que vivimos en una zona de playa y vivimos de los servicios y el que no entienda eso, pues nada, que se marche a veranear al monte. Basta ya de tanto egoísmo y pensemos en común, donde vivimos y cuál es la riqueza de nuestra zona, la que crea puestos de trabajo. Es inconcebible que lugares cómo Cala Reona estén cerrados, así nos va. En unos años sí no lo evitamos, tendremos el mayor geriátrico del mundo y las playas más bonitas de España.