Degradación del paisaje natural y erosión, los principales retos a afrontar por la Región en el futuro

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Evolución de la superficie artificial en la costa murciana / GREENPEACE

La asociación ecologistas Greenpeace presentó ayer su informe «A toda Costa 2018» donde advierte que, en la Región de Murcia, la principal amenaza sobre su litoral viene de «urbanizaciones en primera línea de playa» señalando que se han creado 2.683 hectáreas artificiales desde 1987 «en algunos casos sobre antiguas zonas protegidas».

«En la Región de Murcia, el 12,5% de la costa está degradada por la construcción de
diversos tipos de superficies artificiales. Es especialmente alarmante la tremenda degradación del paisaje natural, que junto con el aumento del riesgo de erosión, suponen los dos grandes retos que la Región de Murcia ha de afrontar en el futuro», añade el informe.

«Llama la atención la baja cobertura vegetal del territorio costero murciano, no sólo de muy escasos bosques, sino también con muy reducidas extensiones de matorral, por lo que es la provincia con menores superficies generadoras de agua de evaporación capaz de
formar nubes. También destaca la pasividad de las autoridades en elaborar los instrumentos de gestión de los espacios naturales protegidos, de obligación legal. La situación es la de una completa parálisis en el proceso de puesta en valor de los espacios naturales, después de un breve periodo a principios de los 90».

Para la asociación ecologistas la Región es «la peor comunidad autónoma, con el 43% de la
superficie protegida sin herramientas de planificación».

Sobre el Mar Menor

Greenpeace destaca en el informe «el grave deterioro del Mar Menor, el cual ha sido hasta hace poco uno de los principales valores ambientales y turísticos de la región. Se trata de un ecosistema de gran valor y biodiversidad debido a sus condiciones especiales de salinidad, temperatura y aguas con pocos nutrientes. Además, tiene un gran atractivo turístico por sus paisajes, aguas cristalinas, orillas poco pronunciadas, temperatura del agua agradable, escaso oleaje, etc».

«En los años sesenta -continúa- se inició una carrera para convertir el Mar Menor en destino turístico, centrada en la construcción de miles de viviendas e infraestructuras. Los efectos de la presión humana en el ecosistema han contribuido, y lo siguen haciendo, a su degradación. Además de la urbanización, la apertura del canal del Estacio, el relleno de zonas, los vertidos de aguas residuales con una depuración deficiente y la agricultura que emplea fertilizantes contribuyen a la contaminación y degradación de sus aguas.

Por su parte, la agricultura se mantiene, junto con el turismo, como la gran protagonista de la ocupación del suelo de la franja costera murciana, ocupando un considerable 30,2%, casi un tercio de la superficie total. Esta superficie, junto con los pastizales, que suponen un 20,3% de la superficie en 2014, significa que más de la mitad de la superficie de la costa de Murcia tiene aprovechamiento agropecuario.

En cuanto a la explotación del suelo litoral el informe señala que la urbanización de las playas se ha incrementado «resultando en que las playas naturales sin urbanizar se han reducido un 3,7%».

«El dato es alarmante, más de la mitad de la superficie de playas está en contacto con zonas urbanizadas (57,2%), especialmente en el sector oriental de la franja costera».

Finalmente, Greenpeace critica duramente el desarrollo de la red Zona de Especial Conservación (ZEC) por parte del gobierno de la Región de Murcia ya que, según la asociación, ninguna de las tres Áreas de Planificación Integrada, una de las cuales es el Mar Menor, tiene aprobada la declaración ZEC.

«Tan sólo hay un anuncio de 2015 de inicio de exposición pública del Proyecto de decreto de declaración de ZEC y PGI Mar Menor (Plan de Gestión Integrada).

Informe completo «A toda Costa 2018».