Y la casa sin barrer…

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Un detalle de las pinturas protegidas desde 1981 "y de las que no se habla nunca" de una de las ermitas del Monte Miral. / MDR

Ayer recibimos en la Asociación Daphne un oficio rubricado por el nuevo Director General de Cultura. En él informa de una nueva resolución aprobando el proyecto de obras urgentes a realizar en los eremitorios del monte Miral y facilita a la mercantil propietaria un nuevo plazo de seis meses para su ejecución. Contamos ya con tres resoluciones, firmes y urgentes sobre estas obras, redactadas por tres equipos diferentes, Pedro Antonio Sánchez-Carmen Batres Marín Blázquez (Resolución día 5 de junio de 2014), Noelia Arroyo Hernández- María Comas Gabarrón (Resolución día 25 de octubre de 2016) y Javier Celdrán Lorente-Juan Antonio Lorca Sánchez (Resolución 6 de mayo de 2017). Nos adelantan que han dado más plazo para presentar un proyecto de recuperación de las pinturas monocromáticas de la ermita de los Ángeles de las que han sido expoliados más del 90%, así que aún nos aguardan algunas resoluciones más.

Esta asociación responderá debidamente por registro al organismo de cultura de la CARMU, pero esta portavoz lanza uno de esos “quejíos y lamentos a lo cartagenero” tan criticados por algunos sectores que nos tachan últimamente de “independentistas” desde su cómodo sillón de espectador.

Interesada en este expediente administrativo desde su inicio en el año 2014 puedo decir, sin miedo a equivocarme, que la protección del patrimonio y el hecho de atribuir las competencias sobre el mismo a organismos gestionados desde la ciudad de Murcia es lo que llamaba mi abuela “una tomadura de pelo”.

En este “urgente”, pero largo expediente he sido testigo de la “incoación de diligencias previas para apertura de un expediente sancionador” a la mercantil propietaria del BIC valorado en 280.000 euros por los técnicos del organismo de cultura que fue  posteriormente archivado tras dar a conocer la empresa propietaria su voluntad de “colaborar” presentando, uno tras otro, proyectos de intervención valorados entre 16.000 y 28.000 euros. ¡Perpleja y atónita ante tamaño desfase económico!

Tres años de papeleo sin que se haya movido un esparto, conocemos de la existencia de otros procedimientos iniciados en el año 2000 “para la documentación y consolidación de las ermitas”. ¿Qué habrá sido de ellos? ¿Contendrán alguna resolución? La “consolidación” a la vista está brillando por su ausencia y la labor de “documentación” impidió ver al organismo de cultura, dotado de todas las competencias, la existencia de restos de tres eremitorios más en el monte Miral. Solicitada la modificación del Decreto de declaración  24/1992 de 28 de Febrero para incluir éstos, documentados en 2004 por el profesor Egea Vivancos, se desestimó la petición por María Comas Gabarrón que inicia en 2016 el expediente de incoación de Sitio Histórico del monte Miral (resolución publicada el 16 de febrero de 2017 en el BORM).

La  asociación Daphne se dirigió a la Dirección General en un escrito fechado el día 31 de mayo de 2017 solicitando un plan de mantenimiento para los restos de los tres eremitorios incluidos en el Sitio Histórico. La administración competente, volviendo a hacer gala de su “pereza” a la hora de proteger el patrimonio de nuestro municipio, se limita a recordarnos que va por la tercera resolución que afecta a unos eremitorios en ruinas que, sobre el papel, están protegidos desde su incoación en el año 1981, pero obvia actuar sobre los que le fueron “desconocidos” hasta el año 2016. La pregunta es clara… ¿quién responde de su pérdida, deterioro o expolio?

María Dolores Ruiz Álvarez.

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