Bandera roja; cadáveres

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Cadáveres, los hay en determinadas orillas del Mar Menor. Peces, crustáceos, bivalvos, hipocampos, anguilas. Y para estar en consonancia con este cementerio de animales marinos, encontramos hace dos semanas otros cadáveres a orillas del Mediterráneo que baña La Manga, esta vez de atunes que nos miraban sin ver con muecas tan grotescas como la situación.

Resulta que está todo perdido de cadáveres con cifras tan increíbles de hasta 9.000 atunes evadidos y unos 1.300 hallados muertos esparcidos por la costa mediterránea del bajo Alicante hasta La Manga.

Escandaloso y, sin embargo, con poco eco en la prensa para la magnitud de lo que es. Indudablemente las pérdidas para la empresa son considerables, pero aquí pasa lo mismo que sucede con determinados factores no cuantificables en términos económicos, y por ello olvidados, que tienen impacto directo en la calidad de vida de las personas.

Dos días después del temporal y aún una semana más el hedor a lo largo de La Manga era insoportable. Al dantesco espectáculo de los cadáveres en pleno domingo 15 de septiembre se le unía la imposibilidad de bañarse en el Mar Menor convertido en cloaca de absolutamente todo aquello susceptible de ser arrastrado por el agua de lluvia en esta Región. Decorado submarino y ribereño a la espera de que alguna administración se digne a desmontarlo en lugar de crear comités y pasarse el balón de quién pagará los desperfectos.

Volviendo al asunto de los atunes, una vez recogidos los cadáveres visibles con su desesperante demora, tras llamadas y quejas ciudadanas, nos han dejado todo un rosario de osamentas por piezas sueltas tan ricamente sobre la arena de las playas de La Manga.

Sí, sí, espinas de tamaño monstruoso, columnas de atunes, aletas por ahí cual hermosas conchas entre las que si alguien se atreve y gusta puede poner su toalla. Pero esto no es todo, aquí se estila el más difícil todavía y así llegamos a que la calidad del agua se desconoce, estando prohibido el baño casi dos semanas ya y sin información alguna al respecto. ¿Qué piden esos análisis?

Ondea la bandera roja sin Levante ni corriente mientras todo un cuerpo de profesionales se dedica a recoger muestras y realizar un análisis interestelar vista la demora de publicación de resultados, otro grupo espera a ver de quién es la competencia y los de la competencia esperando a la empresa, estando esta a disposición de la administración, según declaran.

Pero mientras tanto hay gente en la arena apartando restos óseos y en el agua bañándose con la bandera roja sin recibir ni una llamada de atención puesto que unos metros más abajo las playas están abiertas al baño. En La Manga se da la paradoja de que ninguno de sus mares puede utilizarse, en la zona de San Javier al menos, y estamos a 30 grados con turismo resistiendo y vecinos intentando amortizar los impuestos en un mes de septiembre de estío. Luego dirán a los ciudadanos osados que no hablemos mal de lo nuestro.

A destacar como novedad es la instalación del teléfono roto, ese jueguecito de niños, en las vías de comunicación entre sector público y privado en cuanto a poner las responsabilidades y competencias sobre la mesa y exigir respuestas urgentes en situaciones que afectan a la ciudadanía y al medio público. Este teléfono ya funciona a pleno rendimiento entre las tres administraciones públicas e incluso entre departamentos de una misma administración.

Los atunes han muerto por estrés, naturalmente. Que nos los digan a los vecinos que desconocemos el informe público que explique detalladamente las causas, el estado del agua y el protocolo seguido en este nuevo caso cadavérico dos semanas después, a 27 de septiembre. Que se lo digan a las familias que han perdido casa, vehículos, enseres, lugares comunes e intentan sobrevivir con estrés e impotencia, en un ejercicio extraordinario de dignidad y paciencia.

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