De Dunkerque a La Manga

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Fotograma de la película
Fotograma de la película "De Dunkerke al infierno", rodada parcialmente en La Manga. / DLM

Para el próximo verano, cuando las playas de La Manga empiecen a llenarse, se estrenará una película bélica con el título de Dunkerque. Pero hoy me referiré a otra que se rodó en nuestras costas y que llevó por título De Dunkerque a la Victoria.

La película en cuestión, titulada originalmente como Contro 4 bandiere (From Hell to Victory, para el mercado anglosajón), una coproducción italo-franco-española, se estrenó en 1979. A pesar de ser un truño bélico, solo recomendable para los muy aficionados a este género, reunió a un importante elenco de actores muy populares en la época.

Dirigida por Umberto Lenzi, habitual artífice de otras tantas cintas de serie B, incluidas algunas de dudosa moral para la época, relataba la historia de cuatro amigos (un yankee, un alemán, un inglés y una francesa) que se reúnen anualmente en París y que se verán separados por el estallido de la II Guerra Mundial, incorporándose a sus respectivos ejércitos y a la resistencia francesa.

El reparto estaba encabezado por George Peppard (el Anibal televisivo del Equipo A), el dandy George Hamilton (impagable vampiro en Amor al Primer Mordisco, del mismo año), Horst Buchholz (otro habitual de las películas de serie B) y Anny Duperey.

Como se puede deducir del título, la película recorre de la mano de sus personajes, grandes eventos de la II Guerra Mundial, desde el desastre de Dunkerque, hasta la victoria de las potencias aliadas sobre el Eje. Y es precisamente para recrear la retirada de Dunkerque cuando el equipo de rodaje eligió las playas de La Manga.

Con tal motivo, se produjo un auténtico “desembarco” en la zona, cuyas dimensiones se pueden apreciar en los fotogramas que acompañan a este artículo y que muestran las playas de La Manga con un abrumador contingente de soldados, vehículos, embarcaciones y aviones, bajo la atenta mirada de la Isla Grosa, cuyo inconfundible perfil se recorta al fondo de la acción.

Yo no asistí al rodaje pero pude ver enromes lanchones amarrados al muro del puerto de Cabo de Palos, utilizados en la película como parte del attrezzo naval.

Por supuesto, también el reparto incluyó algunos “extras” de la localidad y sus embarcaciones, como puede verse a la derecha del siguiente fotograma. Algunos podrán reconocer a aquel entrañable pescador, con su sombrero de paja, a bordo de su barco y amparado por una sobredimensionada bandera francesa, observando indolente la acción que se desarrollaba en la playa.

Por los medios empleados, posiblemente esta haya sido la producción más ambiciosa que se haya rodado en nuestras costas, aunque el resultado no fuera todo lo brillante que hubiéramos deseado.

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