Una red de gasolineras para La Manga (I)

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Plano parcial del Muelle Petrolero Sur, primera instalación de las tres previstas para el suministro de gasolina en La Manga. / DLM

En una nota interna fechada el 7 de octubre de 1974, Tomás Maestre pone sobre la mesa una nueva línea de trabajo a la ya intensa y frenética actividad que se vivía en su despacho: era necesario poner en marcha negociaciones con CAMPSA para la instalación de gasolineras en La Manga.

Concretamente estima que se hace necesario instalar, al margen de la del puerto deportivo destinada a embarcaciones, otras tres.

“Creo que el sitio de ubicación ideal –añade Maestre- será el nudo de comunicación de la vía principal con las dos viales a las zonas portuarias del Mediterráneo y Menor, quizá con doble instalación según los sentidos de la carretera, en cuyo tramo, incluso, deberíamos estudiar un pequeño paso elevado.”

Las otras dos irían “en los terrenos vendidos a Eurovosa… y una tercera en el extremo Norte”.

Sin embargo, en conversaciones mantenidas con CAMPSA ésta le manifestó las dificultades que habría para aprobar las instalaciones de nuevas gasolineras dado que “no es posible conceder otras autorizaciones que las previstas en el Plan Nacional”.

Pese a todo, Maestre no dudó en iniciar los trámites para la puesta en marcha de las gasolineras adjuntado un organigrama del Consejo de Administración de CAMPSA para establecer contactos con los miembros “más receptivos” entre los que se encontraba como vocales, por aquél entonces, José María Álvarez del Manzano y Alfonso de Borbón Dampierre, con quienes puso en marcha una “política de acercamiento” sin especificar.

La idea tardó dos años en retomarse formalmente. Volvemos a tener noticias de ella el 18 de febrero de 1976 en una nota interna de Enrique Amaya dirigida a Enrique Doval donde aparece fijado el coste para la instalación de la estación de combustible en el muelle petrolero sur del Puerto Tomás Maestre: iba a costar siete millones de pesetas (seis millones para el montaje y obra civil y un millón para la construcción de la caseta).

La instalación constará de dos tanques de gasolina de 90 y 96 octanos de treinta mil litros cada uno y tres de gasoil de otros treinta mil litros por tanque.

Cada tanque con obra civil, etc. –añade la nota- supone más de 800.000 pts. cada uno”. Los planos del proyecto fueron realizados por Fernando Erviti en agosto de 1976 y, en septiembre de ese año, se pusieron en marcha los trámites ante la Delegación de Industria de Murcia encargándose del expediente el ingeniero Pedro Morales.

Finalmente se constituye una sociedad destinada específicamente para la explotación suministradora de carburantes denominada Petrolmenor S.A. con cinco socios (Tomás Maestre, que aportó 7.548.000 pts.; José María Urrea y otros tres que no hemos podido determinar). En diciembre de 1977 se firmó el contrato de cesión de los terrenos y de la concesión de Puertomenor a Petrolmenor para el inicio de la actividad como entidad jurídica independiente.

En el expediente de Industria (el número 27.850 con fecha de 14 de octubre de ese año) aparece más información sobre el proyecto: se construirá sobre una superficie de 3.946m2, tendrá un generador de 41 kw de potencia y está prevista la apertura de la estación cuarenta y cuatro horas a la semana durante 298 días del año. La Estación constará de un surtidor doble, para coches; cuatro para embarcaciones pequeñas y medianas; y tres tomas especiales “tipo aeropuerto” para embarcaciones mayores.

Paralelas a estas gestiones tuvieron que iniciar otras con CAMPSA dado que, en aquella época, el mercado de los combustibles no estaba liberalizado y no parece que los miembros del consejo de administración de la Compañía Arrendataria del Monopolio Petrolífero pudieran ayudarle mucho.

Como veremos, CAMPSA dio muchos problemas. El propio Tomás Maestre se quejaba amargamente de las difíciles negociaciones con la empresa estatal que monopolizaba el consumo del petróleo y sus derivados en España: “…estamos empeñados en ese complejo papeleo burocrático”

Una vez terminada la construcción de las instalaciones CAMPSA realizó una inspección en febrero de 1978 no autorizando la apertura de la estación de carburantes al considerar que las tuberías de interconexión de tanques debían ser enterradas.

Pero el origen de la resistencia de CAMPSA a autorizar la reventa de carburantes a Maestre parecía tener un motivo más crematístico: el Puerto cometió el error de no separar el suministro de combustible a los barcos del de los automóviles, lo que fue interpretado por el Estado como una posible competencia a su monopolio.

Una red de gasolineras para La Manga (y II)

(Información obtenida del libro «La Manga del Mar Menor. Principales proyectos y estructura societaria», de este autor. Edlibrix 2018).