Año 2006: El Rey, el Parlamento Europeo y un edificio de apartamentos en Playa Paraíso (y II)

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Imagen de la enorme grúa erigida ayer en Playa Paraíso para iniciar las obras de construcción del nuevo edificio de apartamentos, justo al lado de las Salinas de Marchamalo. Su altura permite entrever la que tendrá la nueva construcción / JLD

Ante el escaso eco que tuvieron las quejas vecinales en el Ayuntamiento de Cartagena, presidido entonces por Pilar Barreiro (PP) los afectados optaron por denunciar la construcción al Ministerio de Medio Ambiente que puso en marcha una investigación para averiguar si el proyecto presentado se ajustaba a derecho.

Y la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, trasladó la denuncia al consejero de Industria y Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma, Benito Mercader, y al fiscal jefe del TSJ, Manuel López Bernal.

Esta medida provocó la paralización cautelar de las obras que se iban a iniciar el 1 de julio de 2006.

Y las quejas llegaron al Rey…

Un vecino de Playa Paraíso, Richard Prowse, no dudó en enviar una carta de queja al propio Rey, Juan Carlos I, quien anunció a través de su Gabinete de Prensa que se había puesto en contacto con el Ayuntamiento de Cartagena “para que estudie la petición de los residentes de esta zona del Mar Menor de que no se construyan tres torres de apartamentos de nueve plantas en primera línea, junto a las Salinas de Marchamalo».

La sola presencia de esa misiva sobre la mesa de Pilar Barreiro hizo que el edil de Urbanismo, Agustín Guillén, anunciara su compromiso de pedir a la promotora “que haga menos pisos” y reduzca a cuatro o cinco plantas su altura.

A cambio, el Ayuntamiento se comprometía a ceder suelo urbanizable en otro lugar del municipio mediante la conocida permuta de solares, algo pedido desde Podemos ahora para evitar el nuevo edificio y que Castejón no ha contemplado.

Pero Guillén seguía sin anunciar la paralización del proyecto y trasladó la responsabilidad a Costas recordándole que, inicialmente y en la zona, tan solo estaba prevista la construcción de un centro comercial, jardines y pistas deportivas según la publicidad ofrecida por la constructora de la urbanización vecina ahora afectada, Peinsa.

…y al Parlamento Europeo

En diciembre de 2006 el diputado por Los Verdes, David Hammertein, presentaba una pregunta en la Comisión Parlamentaria Europea por Amenaza Ambiental en Las Salinas de Marchamalo.

Según el escrito las Salinas de Marchamalo es un humedal asociado al Área de Sensibilidad Ecológica Mar Menor, es Zona de Protección Especial de las Aves y Lugar de Interés Comunitario y también un Área de Protección de Fauna Silvestre, Humedal de Importancia Internacional y Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mar Mediterráneo.

Noticia aparecida en el diario La Opinión anunciando la movilización vecinal en Playa Paraíso / LA OPINIÓN

“A pesar de estar catalogado como ZEPA y LIC –señala el escrito- el Ayuntamiento de Cartagena ha autorizado a una empresa constructora la edificación de tres bloques de nueve plantas en la zona de las Salinas. La construcción va justo encima de una rambla o cauce de aguas torrenciales, vulnerando la directiva de aguas subterráneas 80/68/CEE. No se ha realizado ningún estudio de impacto medioambiental”.

Y preguntaba: “¿Considera la comisión que se están incumpliendo las Directivas de Aves 74/409/CEE, que exige que se hagan estudios de impacto ambiental de las obras que puedan afectar ecológicamente a las ZEPA? ¿Piensa la Comisión que estamos ante un caso de vulneración de la directiva de aguas subterráneas 80/68/CEE?”

Barreiro, “acosada”

En plena movilización vecinal contra la construcción de estas trescientas viviendas entraron en juego nuevas fuerzas asociadas a la corrupción en Lo Poyo y otros proyectos urbanísticos provocando que Pilar Barreiro empezara a declarar en la prensa que se estaba sintiendo “acosada” ante tanta investigación.

La propia Guardia Civil entró en noviembre de 2006 en el Consistorio cartagenero para investigar numerosos proyectos que se empezaban a agolpar en los juzgados entre los que se encontraba la construcción de Playa Paraíso.

El proyecto empezaba a desmoronarse y la Alcaldía iniciaba una hábil aproximación dialéctica hacia una posibilidad hasta ahora no contemplada: que no se pudiera construir la mole. «Estamos a la espera -añadía- de un informe de la Dirección General de Costas de la Comunidad Autónoma para determinar si aprueba esta construcción”.

Finalmente el proyecto quedó olvidado en los cajones hasta que el siempre influyente Andrés Ayala desatascó la idea para otra constructora cuyas grúas ya anuncian la inminente construcción de la pantalla que los ingleses se negaron a aceptar hace doce años.