Greenpeace señala dos grandes peligros para la biodiversidad en la Región de Murcia: el Plan Parcial Atamaría y Novo Carthago

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En el informe Greenpeace advierte del riesgo de la construcción de Novo Carthago en los terrenos que abarcan desde Los Urrutias hasta el Monasterio de San Ginés de la Jara / JLD

El nuevo informe «A toda Costa 2019», publicado por Greenpeace, alerta del peligro que entraña para la biodiversidad de la Región de Murcia el Plan Parcial La Princesa de Atamaría, en La Manga Club, «un proyecto turístico recurrente iniciado en el 1995 que lleva 15 años sin superar la evaluación ambiental»; y el proyecto Novo Carthago «un plan de urbanización de 6.000 viviendas y un campo de Golf en San Jinés de la Jara, a orillas del Mar Menor».

Además, advierte que «un 14,6% de los hábitats naturales costeros de la Región de Murcia no están protegidos; es decir, se encuentran ubicados fuera de las figuras de protección de la naturaleza. En total, los hábitats naturales costeros sin proteger suponen 15.700 hectáreas (157 kilómetros cuadrados)*.

El informe elaborado por la asociación ecologista junto al Observatorio de la Sostenibilidad ha puesto este año el foco en las áreas naturales que todavía quedan en la costa tras la urbanización masiva de las últimas décadas y en las amenazas que enfrentan.

«Aunque estos valores sitúan Murcia como la tercera comunidad con mayor porcentaje de hábitats protegidos -señalan- hay que tener en cuenta que, de los hábitats naturales no protegidos, un 81% han sido catalogados de interés comunitario por la Unión Europea y un 44,2% como prioritarios para su conservación. Además, alberga cinco hábitats naturales prioritarios fuera de dichos espacios, que ocupan 5.600 hectáreas (4,6% de su superficie costera)».

“Es necesario que estos ecosistemas sean reconocidos y protegidos antes de que puedan sufrir impactos graves”, señala Paloma Nuche, responsable de la campaña de Costas de Greenpeace.

Murcia, la quinta comunidad más urbanizada

Murcia es la quinta comunidad más urbanizada de toda España, con un 12,6% de costa urbanizada, una presión que va en aumento ya que actualmente planean varios antiguos proyectos sobre su costa.

Según el informe, el 22,2% de los hábitats naturales de la costa española se ubican fuera de las figuras de protección de la naturaleza; se trata de 519.000 hectáreas de ecosistemas de gran valor pero carentes de protección, de los que un 56,9% están considerados de interés comunitario por la Unión Europea y un 28,8% prioritarios para su conservación.

Las comunidades cuyos ecosistemas desprotegidos experimentan mayor presión humana son Comunitat Valenciana, Catalunya, Andalucía y Euskadi, ya que la superficie urbanizada supera con creces la extensión de dichos hábitats que, al no tener reconocido su valor, «son más vulnerables a futuros planeamientos urbanísticos y a los impactos indirectos de la urbanización masiva: contaminación, acumulación de basura, vertidos o falta de cuidado por parte de las administraciones, entre otros».

De estas regiones, la Comunitat Valenciana y Andalucía destacan por la combinación de una gran presión humana con una elevada tasa de hábitats naturales costeros desprotegidos (el 23% y el 19%, respectivamente) a lo que se le añade unas características óptimas para el turismo «lo que constituye el cóctel perfecto para la destrucción de más ecosistemas».

El informe de Greenpeace concluye que es necesario un mayor esfuerzo de las políticas de protección de la biodiversidad y reitera la «urgencia de las actuaciones sobre el litoral».

«Hay extensas áreas de hábitats naturales que necesitan ser protegidas antes de que puedan verse afectadas por la urbanización. Además, para revertir la tendencia de pérdida de biodiversidad, los esfuerzos deberían complementarse con la restauración de áreas degradadas, especialmente la recuperación al dominio público de las zonas privatizadas ilegalmente».

“Al actual contexto de pérdida de biodiversidad mundial, en el que la primera causa de extinción de especies es la artificialización del suelo, se suma el resurgir actual del desarrollo urbanístico en la costa, por lo que hemos de poner en valor la biodiversidad que aún no ha sucumbido al ladrillo antes de que sea demasiado tarde”, puntualiza Nuche.

Informe completo «A toda Costa 2019»